Opciones del consumidor: adaptación a la realidad económica nacional

Todo consumidor se moviliza para lograr una mayor ganancia con lo que tiene a su alcance.  Ante recursos limitados y múltiples opciones resulta compleja la elección final; sin embargo, la decisión estará influenciada por factores externos y directos del bien o servicio a adquirir

Por Alberto Herrera Briceño

No es secreto para nadie que la situación económica actual de Venezuela es bastante complicada, y si le agregamos la caída del salario real provocado por una elevada inflación, controles rígidos de precios, largas colas y escasez de bienes básicos, se dificulta aún más.

Esa es precisamente la triste realidad que enfrenta el consumidor venezolano, que se devela día tras día, ante la imposibilidad de adquirir cualquier producto básico en cualquier momento del día.

Más allá de nuestras fronteras

En otros mercados del mundo, la variedad y calidad de productos hacen una decisión del consumidor final algo difícil, no solo por la presentación, ingredientes, sabor o precios, sino por las características propias del bien ofrecido.

Por poner un par de ejemplos, coloquemos dos alimentos: los huevos y la leche.  Cuando uno se dispone a comprar dichos productos en cualquier mercado plenamente abastecido, existe una cantidad de opciones para satisfacer al consumidor. Los huevos se diferencian por el tratamiento de la gallina, la alimentación y hasta las vitaminas que producen diferencias marcadas en dicho alimento. Con respecto a la leche, algunas de las variedades más representativas son que la hay orgánica, descremada, semidescremada, entera, de soya o de larga duración; cada una con características definidas para la elección final del cliente.

La variedad de estos alimentos ofrece al consumidor una amplia gama de posibilidades para escoger qué y cuándo utilizarlos. Sin embargo, y nuevamente entrando a la realidad venezolana, estos dos productos básicos no se encuentran en la mayoría de los abastos, mercados o tiendas de distribución, lo que complica su adquisición.

Lo anterior es apenas un claro ejemplo de cómo el venezolano ante no solo la falta de opciones, sino del bien en sí, debe cambiar sus patrones de consumo y restablecer nuevos parámetros para poder satisfacer sus necesidades.

Nuestro contexto

Ahora bien, ¿cómo lograr o atenuar los impactos negativos de esta realidad?

Lo fundamental es que no se puede ser indiferente, conformista o apático ante esta crisis. Se trata de adaptarse y moldearse a la actualidad del mercado, que en el tiempo (indescifrable saber si es en el corto, mediano o largo plazo) mejorará su abastecimiento.

La solución no es igual para todos los consumidores, aunque sí las consecuencias ante una inacción.  Para atenuar el  impacto de esta realidad, se puede reparar en algunos consejos:

  • Observe la presentación del mismo producto de diferentes marcas (precio por kilo, precio por litro, etc.). Se puede “ahorrar” algunos bolívares, que bien le pueden servir para adquirir otro producto.
  • Busque bienes sustitutos más baratos de los que antes consumía.
  • Consuma los alimentos conseguidos lo más pronto posible. Además del incremento en los costos de los productos, también se hace muy necesario ser eficiente, por ejemplo, las verduras tienen un tiempo de duración muy corto, y antes que dejar perder dichos alimentos, es mejor utilizarlos o prepararlos al momento de su compra.
  • Conozca su dinámica de consumo. Por ejemplo, al adquirir productos de cuidado personal, si bien es cierto son difíciles de conseguir, tampoco resulta muy eficiente seguir comprándolos cuando su fecha de expiración se extiende a solo seis meses o un poco más. Sepa administrar los recursos y perdurarlos a través del tiempo para otros bienes que tenga que utilizar el día de mañana y no disponga en su despensa.
  • Ante la caída de los ingresos salariales, revise la opción de tener otra entrada de recursos.
  • Reajuste los gastos del hogar. Extienda la vida útil de ropa y zapatos, revise su presupuesto y observe si el café o postre después de cada comida representa, semanal o mensualmente, un gasto significativo que puede ahorrar y usarlo en para completar bienes necesarios en el hogar.
  • Revise las tarifas del cable o servicio de renta de su celular, probablemente puede disminuir sus planes y ahorrar algunos bolívares.
  • Utilice sus opciones de manera inteligente entre tarjetas de débito, tarjetas de crédito y efectivo, recuerde que lo urgente es más importante que lo prioritario y aún más que lo necesario.
  • En estos momentos los ingresos no aumentan como la inflación, trate de adaptar sus egresos. Las posibilidades que tiene al alcance de la mano son diversas, de usted depende saber utilizarlas y generar una mayor satisfacción. Utilice todos los recursos disponibles, se trata de rotar las opciones y sacar provecho a lo que tenga.
  • No compre medicamentos más allá de lo necesario. Si la caja de medicinas trae, por ejemplo, 10 pastillas y debe tomarse una mensual y su tratamiento es de 6 meses, no hace falta que compre dos cajas, piense y utilice lo necesario, recuerde que los medicamentos tienen fecha de caducidad.

En época de crisis económica todos debemos ajustar nuestros patrones de consumo, no es sencillo ni fácil adaptarse a esta realidad. Sin embargo, lo substancial no es que el estrés del entorno le afecte en su día a día, lo correcto es que afronte la situación con la acción que requiera, y pueda aplicar las medidas que estén a su alcance para poder pasar con éxito esta crisis nacional.

 “Vacía tu mente, sé amorfo, moldeable, como el agua. Si pones agua en una taza se convierte en la taza. Si pones agua en una botella, se convierte en la botella. Si la pones en una tetera, se convierte en la tetera. El agua puede fluir o puede golpear. Sé agua, amigo mío”. Bruce Lee

Te invitamos a leer el artículo completo en la edición digital de Business Venezuela.

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